La actual crisis en la investigación electoral de opinión pública será superada con creatividad y herramientas innovadoras, que complementen la investigación tradicional y que permitan recuperar la confianza social en las encuestas.

Por Luis Castelli* – 12/09/2023

Ganó Javier Milei las primarias en Argentina y las firmas encuestadoras quedaron, salvo escasas excepciones, en el ojo del cuestionamiento político y periodístico. Desde hace unos años, se viene cuestionando la confiabilidad de las encuestas, sobre todo en lo que tiene que ver con su capacidad para predecir resultados electorales.

Ya el año pasado, en Brasil, los sondeos realizados por las encuestadoras más reconocidas fallaron por amplio margen, en particular en la performance de Jair Bolsonaro. Ahora fue el turno de la Argentina.

La gente no cree ya en los sondeos que publican los medios, y vinculan su divulgación a operaciones políticas.

¿Qué está sucediendo?

Hay un cambio radical en las formas de la comunicación política, y por lo tanto los investigadores deben adaptarse a ese cambio, innovando e indagando más aún sobre las metodologías y herramientas que se están utilizando.

Los sondeos tradicionales (sean domiciliarios, telefónicos o a través de formatos en línea) muestran signos de agotamiento y sesgos difíciles de superar. Los responsables de investigación de muchas firmas encuestadoras coinciden en afirmar que por distintos motivos 50% o más de las personas rechazan la posibilidad de contestar encuestas.

En ese contexto, una de esas nuevas herramientas a la que nos referíamos antes son las plataformas conocidas como de escucha social o social listening, que permiten, cada vez con mayor potencia, “escuchar” y analizar las conversaciones sociales que se dan en la esfera digital, en la que los ciudadanos pasan hoy buena parte de su tiempo.

Así, mientras que antes de las elecciones Paso en Argentina todas las encuestadoras daban tercero a Javier Milei, en el mundo digital las conversaciones en torno de él marcaban, en términos cuantitativos y cualitativos, una distancia considerable a su favor respecto de los otros candidatos.

Estoy seguro de que con métodos combinados y estudios más amplios y largos, la eficacia de las consultoras irá mejorando y ajustándose. Sin abandonar, claro está, las variables tradicionales del análisis electoral y político, que no pueden de ninguna manera dejarse de lado (atributos de candidatos, clima social, historia electoral de cada distrito, etcétera).

Esta crisis en la investigación electoral de opinión pública será superada con creatividad y herramientas innovadoras, que complementen la investigación tradicional y que permitan recuperar la confianza social en las encuestas. No porque su fin último sea predecir un resultado electoral, pero tampoco desconociendo las expectativas que alrededor de ello se generan.

* Politólogo, socio fundador de Vox Populi y Metadata

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